El Real Madrid jugó ayer el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey con la tranquilidad de haber ganado por 3-1 en el partido de ida. José Mourinho volvió a dejar a Karim Benzema en el banquillo y esta vez no jugó ni un solo minuto. Tal vez fue la mejor forma de contestar a Jorge Valdano por sus declaraciones tras finalizar el partido en Almería.
Tampoco jugó Kaká, pero eso no fue problema para derrotar a un Atlético de Madrid que acusó demasiado la baja del Kun Agüero, quien estuvo sentado en la tribuna junto a su hijo. Al pobre niño le están empapando de fútbol que es demasiado.
Marcelo ocupó la banda izquierda por delante de Álvaro Arbeloa y así fue como Mourinho planteó el partido. El Atlético pronto se quedó sin José Antonio Reyes, quien sufrió un esguince nada más empezar el partido y tuvo que ser retirado. En su lugar entró Diego Costa, quien peleó mucho pero no pudo aportar nada al equipo.
El partido se resolvió con un gol de Cristiano Ronaldo en el minuto 23. El portugués aprovechó un buen centro raso de Sergio Ramos que le fue a parar a su pierna derecha. Fusiló a David de Gea e hizo callar a un Vicente Calderón que confiaba en la remontada. El resto del partido fue un quiero y no puedo de los rojiblancos, que ni siquiera llegaron a inquietar a un Iker Casillas que tuvo muy poca faena.
Ahora los blancos se la verán con el Sevilla en semifinales, último escollo antes de meterse en una final en la que presumiblemente estará el FC Barcelona esperándoles.