El Real Madrid tiene más de media Liga en el bolsillo. Los de José Mourinho ganaron por 1-2 en el Camp Nou, algo que hace unas semanas nadie se atrevía a pronosticar. Todo el mundo daba por hecho que el Barça ganaría en su estadio al eterno rival tal y como había pasado en los últimos enfrentamientos. Sin embargo, en este Clásico las cosas cambiaron.
Pep Guardiola sorprendió a todo el mundo con una alineación que deja claro que tiene problemas tanto con Cesc Fábregas como con Gerard Piqué, quienes a su vez son muy amigos. Suponemos que se trata de algo personal, pues en cuanto a rendimiento nadie duda de los dos internacionales.
Cristian Tello y Thiago Alcántara tuvieron su oportunidad, pero lo cierto es que ninguno de los dos la aprovechó. El extremo se vio sobrepasado por la importancia del partido y falló en momentos importantes. Descaro y atrevimiento no le faltó, eso sí. Por su parte, Thiago se dedicó a hacer más de Xavi que de Cesc y el Barça echó de menos algo más de verticalidad.
El Madrid se encerró bien atrás, pero no como otras veces. Presionó muy arriba y jugó con menos miedo de lo habitual, como sabiendo que podía aprovechar sus ocasiones para llevarse el partido. Y así fue.
Sami Khedira marcó el primero de la noche en el minuto 18. Aprovechó una jugada embarullada en el área azulgrana que terminó con el balón alojado en el fondo de las mallas de la portería defendida por Víctor Valdés. Carles Puyol se durmió a la hora de despejar y el alemán lo aprovechó para poner la pierna rápidamente y subir el 0-1 al marcador.
El Barça no se vino abajo, continuó dominando en el juego pero creando pocas ocasiones claras. La mejor de todas la tuvo Xavi Hernández, pero Iker Casillas le dejó sin gol.
Tras la reanudación se pudo seguir el mismo guión. El Barça no se impacientaba y seguía tocando, hasta que en una galopada de Leo Messi llegó el empate. El argentino atrajo a tres defensores y el balón fue a parar a Tello, quien disparó fuerte y se topó con las piernas de Casillas. La jugada continuó y finalmente Alexis Sánchez pudo batir al meta madrileño cuando todavía quedaban 20 minutos por disputarse. Fue un gol igual de feo o más que el que había logrado Khedira en la primera mitad.
El Camp Nou empezó a rugir para espolear a los suyos, pero allí estaba Cristiano Ronaldo para silenciarlo con mucha clase (futbolísticamente quiero decir). El crack portugués recibió un balón a la espalda de la defensa que le puso Mesut Özil y definió a las mil maravillas batiendo a un Valdés que evidenció una vez más que es un portero limitado. La celebración de CR7 fue provocadora a más no poder, en su línea.
Con el 1-2 se terminó el partido y ya todo el mundo piensa que la Liga es del Madrid. La diferencia es de 7 puntos cuando solo quedan 4 jornadas por disputarse. ¿Alguien confía en el milagro?