La selección inglesa lidera su grupo gracias a una victoria ‘in extremis’ ante Gales. Los de Roy Hodgson se fueron al descanso perdiendo por culpa de un gol de Gareth Bale. Tras el paso por vestuarios hubo dos cambios decisivos que no cambiaron mucho el partido, pero que propiciaron la remontada de los ‘Pross’.
Sterling y Kane no funcionan
El seleccionador británico apostó por los mismos que jugaron ante Rusia el primer partido. Puso a Raheem Sterling en la mediapunta y colocó a Harry Kane en como referencia. ¿Una buena decisión? Visto lo visto, no. Aportaron mucho más Daniel Sturridge y Jamie Vardy, que fueron los autores de los dos goles que voltearon el marcador.
Segundo latigazo de Bale
El partido fue bastante aburrido. El balón se movía con mucha lentitud y ninguna de las dos selecciones quería arriesgar más de la cuenta. La iniciativa, como es lógico, la llevaron los ingleses, sobre todo después del golazo de falta de Bale, que sorprendió a Joe Hart desde 25 metros de distancia en el minuto 42.
Era el segundo gol de falta del madridista en el campeonato, lo que le permite ser el máximo goleador del torneo junto al francés Dimitri Payet y el rumano Bodgan Stancu. El resultado les clasificaba matemáticamente y dejaba en una situación muy comprometida a los ingleses, que fueron capaces de reaccionar a tiempo tras el paso por vestuarios.
Nunca es tarde para despertar
Vardy cazó un balón que se paseó por el área en el minuto 56 y Sturridge estableció el 2-1 definitivo en el tiempo de descuento. El delantero del Liverpool resolvió una jugada un tanto liada pensando rápido y disparando con más fe que calidad.
Veremos qué es lo que sucede en la última jornada del grupo. Inglaterra se enfrentará a Eslovaquia, que tras su victoria ante Rusia afrontará el partido con la moral por las nubes. Los rusos, por su parte, están obligados a ganar para estar en octavos de final.