Locura total en Berlín, Múnich, Leverkusen, Dortmund, Hamburgo, Gelsenkirchen, Friburgo… Y también en Mallorca. El triunfo de la selección alemana todavía se está celebrando por todo lo alto. En los últimos años habían acariciado varios títulos, pero no fue hasta ayer cuando volvieron a levantar uno. Es la cuarta Copa del Mundo y sabe a gloria, porque la final fue de lo más competida y el gol llegó casi al final de la prórroga, como cuando Andrés Iniesta le dio a España el único Mundial que descansa en sus vitrinas.
Alemania dominó en la primera parte
La primera parte fue para los alemanes, que sin Sami Khedira tuvieron que reinventarse. Su sustituto, el joven Cristoph Kramer, tuvo que abandonar el terreno de juego en el minuto 30 por un duro golpe en la cabeza que le propinó Ezequiel Garay, así que Joachim Löw se vio obligado a cambiar las piezas del puzle para dar entrada a André Schürrle, su jugador número ’12’ favorito durante todo el campeonato.
A pesar de los pesares, Alemania dominaba y Argentina esperaba a la contra. Los europeos tenían el balón pero no hacían mucho daño, mientras que los argentinos, con Messi, Lavezzi e Higuaín arriba, hacían daño cada vez que llegaban a las inmediaciones de la portería defendida por Manuel Neuer.
Gol bien anulado a Higuaín
La ocasión más clara de la primera parte la tuvo el ‘Pipa‘. El delantero centro del Nápoles recibió un regalo de Toni Kroos, que se equivocó al ceder el balón a su portero con la cabeza y le dejó solo en un mano a mano que no supo aprovechar. No se lo creyó y acabó disparando rematadamente mal, pegándole mordida. Más tarde tuvo una segunda oportunidad y acertó al enviar el balón al fondo de las mallas tras un buen centro desde la banda derecha, pero estaba en fuera de juego y no le sirvió de nada celebrar el gol a lo loco junto a Marcos Rojo.
La más clara de los teutones llegó al borde del descanso. Benedikt Höwedes remató de cabeza un centro botado por Kroos al corazón del área. El balón impactó en el poste cuando parecía que ya estaba dentro y el rechace cayó en las botas de un Thomas Müller que estaba en fuera de juego.
Messi la tuvo en la segunda parte
Tras la reanudación argentina le puso más ganas y se hizo con el control del balón. Fueron diez buenos minutos que no supieron aprovechar para adelantarse en el marcador. La ocasión más clara la tuvo Messi, que se plantó ante Neuer un tanto escorado y cruzó su disparo en exceso. No suele fallar ocasiones de ese tipo, pero ayer la envió fuera por poco.
Los minutos pasaban y el cansancio iba haciendo mella. En algunos jugadores, como por ejemplo Mats Hummels, se notaba mucho, pero en otros, como Javier Mascherano o Jerome Boateng, parecía que la cosa no iba con ellos. El central alemán de origen ghanés, cuya presencia en el once titular fue una incógnita hasta el último minuto, estuvo inconmensurable al hacerle la vida imposible tanto a Messi como al Kun Agüero, que entró en el segundo tiempo para sustituir a Lavezzi, cuya sustitución me sorprendió porque estaba siendo uno de los mejores de Argentina.
Golazo de Götze que vale un Mundial
El partido se fue a la prórroga y Alemania decidió asumir el rol de selección que no quiere llegar a la lotería de los penaltis. Argentina se echó atrás y sufrió de lo lindo. Tuvo que ser Mario Götze, que había entrado justo antes de que empezara la prórroga, quien marcó el único gol de la final. Lo hizo tras recibir un gran centro de Schürrle, que se fue por la banda izquierda con la poca energía que le quedaba y se la puso en el pecho a Götze. El mediapunta del Bayern de Múnich controló a las mil maravillas en carrera y la cruzó sin dejarla botar para ponerla al segundo malo, lejos del alcance de Sergio Romero.
A partir de ese momento Alemania se encerró atrás y Argentina lo intentó colgando balones. Pero claro, las torres germanas lo despejaban todo y estaba más cerca el 2-0 que el 1-1. Nicola Rizzoli señalizó el final del partido y los alemanes lo celebraron a lo grande, mientras que los argentinos lloraban porque se les había escapado su tercer Mundial. Messi no pudo hacer de Maradona, aunque en su favor hay que decir que la Argentina de hoy no es ni mucho menos tan potente como la de aquel entonces.