El FC Barcelona logró su segunda victoria en la fase de grupos de la Champions League. Lo hizo sin sufrir demasiado porque delante tenía a uno de los equipos más flojos de la presente edición, aunque lo cierto es que anoche no me dio esa sensación.
Los checos del Viktoria Pilsen no se asustaron por el ambiente del Camp Nou y disfrutaron de lo lindo sobre el césped. Se encerraron atrás pero trataton de cuidar el balón cuando tenían la posesión, todo lo contrario que el BATE Borisov.
La magia apareció en el minuto 10. Andrés Iniesta combinó con Leo Messi a las mil maravillas y definió como un crack, como lo que es. El de Fuentealbilla se ganó los aplausos del público y abrió la lata, que era lo que más costaba. Lejos de ser el preludio de una goleada, al Barça le costó mucho generar ocasiones claras de gol porque los jugadores del Viktoria estaban muy bien puestos atrás. Dejaron espacio por las bandas y trataron de cerrar el centro para evitar paredes y genialidades de Leo Messi.
El argentino lo intentó una y otra vez, pero lo cierto es que no fue su mejor día. Hizo jugadas de maestro pero le falló la definición. De hecho, se topó con el palo en varias ocasiones y al final se fue al vestuario sin haber marcado. Cosas raras que de vez en cuando suceden.
En el otro partido del grupo el Milan derrotó por 2-0 al BATE Borisov con goles de Zlatan Ibrahimovic y Boateng.