Pep Guardiola no está viviendo sus mejores momentos como entrenador de fútbol en el Bayern de Múnich. Es cierto que ha ganado la Bundesliga dos veces de forma consecutiva, pero también es cierto que sus resbalones en semifinales de la Champions League le están pasando factura en lo deportivo.
También le incomodan problemas como el que tiene con Mario Götze. El representante del jugador dijo recientemente que el técnico catalán le había destruido futbolísticamente hablando, por lo que podríamos decir que ahora mismo tiene una bomba de relojería en el vestuario.
Gritos y más gritos
Ayer estuvo a punto de ver cómo estallaba otra bomba, aunque finalmente la cosa no pasó a mayores. Fue durante un entrenamiento en el que se enganchó con Thomas Müller Las cosas no iban bien en un ejercicio por la falta de intensidad que estaban mostrando el propio Müller, Arjen Robben y Sinan Kurt a la hora de mover el balón, por lo que el de Santpedor les interrumpió con muy mala cara, gesticulando y gritando. De hecho, cogió el balón que estaban utilizando y lo lanzó hacia la portería para mostrar su enfado, a lo que Müller respondió en el mismo tono:
Entonces ya puedo irme a duchar.
No llegó la sangre al río
Sus compañeros alucinaron y el propio Guardiola tampoco esperaba una reacción de ese calibre de uno de los líderes de la plantilla. Todo hasta que se arrepintió y le pidió perdón:
Está bien míster, me equivoqué.
Así se zanjó un incidente que no habla muy bien de la relación de Guardiola con los jugadores. No le espera una temporada fácil.