Icono del sitio Liga Fútbol

Ter Stegen no descarta dejar el Barça a final de temporada

Ter Stegen en el banquillo
Marc-André ter Stegen no vino al Barça para calentar el banquillo del Camp Nou. Es verdad que a sus 23 años todavía tiene tiempo de ser titular en el que se ha proclamado mejor equipo del mundo en 2015, pero a corto plazo le toca vivir condenado a la suplencia. Por lo menos en la Liga, donde Claudio Bravo sigue siendo intocable para Luis Enrique.

Cabreo importante

Al ex del Borussia Mönchengladbach no le gustó ni un pelo ver desde fuera los dos partidos del Mundial de Clubes. No hay que olvidar que fue una de las piezas clave en la consecución de la Champions League, la competición que debes ganar si quieres pelear por el parche que todos los equipos del mundo quieren lucir en sus camisetas.

Lucho ni siquiera le dio la oportunidad de ser titular ante el Guangzhou Evergrande, algo que le molestó mucho. Por eso no estaba con ganas de sonreír ante las cámaras mientras sus compañeros celebraban con mucha alegría el título que acababan de conseguir.

Vino para ser el nuevo Valdés

Ter Stegen llegó al Camp Nou recomendado por Andoni Zubizarreta. Era el sustituto de Víctor Valdés y llegaba despertando algunas dudas por su juventud y porque no tenía experiencia defendiendo la portería de un grande de Europa. Por eso el técnico asturiano solicitó el fichaje de Bravo, un tipo que ya sabía lo que era jugar en la Liga y que va sobrado de personalidad.


Con el paso de las semanas llegó el día de tomar una decisión. El chileno era titular en la Liga y el alemán tanto en la Champions como en la Copa. Sin duda, un reparto que no gustó a ninguno de los dos. Especialmente a Ter Stegen, puesto que se juegan más partidos de Liga que de Copa y Champions.

Maletas abiertas

Así las cosas, no hay que descartar que haga las maletas para marcharse el próximo verano. Me consta que a la mayoría de aficionados les dolería porque es un portero de presente y futuro, pero está claro que no va a esperar su oportunidad eternamente. La herida que abrió Luis Enrique en el Mundial de Clubes tardará en cerrarse porque es una muestra de desconfianza.

Salir de la versión móvil