«Alerta máxima«, o algo así. Es lo que decían en uno de los principales medios deportivos de este país refiriéndose al peligro que corría el Real Madrid en Girona. Son tan zoquetes que creen que la ciudad catalana está llena de terroristas o algo así. Sin embargo, el peligro no estaba en las calles, sino en el césped de Montilivi, donde un recién ascendido fue capaz de darle la vuelta a un 0-1 en contra para imponerse al campeón del mundo.
A 8 puntos del Barça en 10 jornadas
Zinedine Zidane ya puede dar por perdida esta liga. Sobre todo si no reaccionan cuanto antes y se toman los partidos más en serio. Es verdad que queda mucho, pero no menos cierto es que el Barça solo ha cedido un empate y el Madrid se ha dejado puntos ante rivales muy inferiores por plantilla.
Heroica remontada local
El Girona salió vivo de la primera parte, y eso que también tuvo un remate de cabeza al poste que pudo supone el 1-1 pasada la media hora de juego. El único tanto del primer acto fue obra de Isco, que aprovechó un rechace del portero local para marcar.
Cristiano tuvo más de una, pero sigue negado de cara a puerta. El Madrid no sentenció e hizo una segunda parte para olvidar. Le faltó actitud y no tuvo esa brillantez que suele tener de medio campo hacia arriba.
Lo pagaron caro porque el Girona nunca le perdió la fe al partido. Christian Stuani empató en el minuto 54 y Portu hizo el 2-1 definitivo en el minuto 58. Es cierto que el delantero murciano remató viniendo de posición de fuera de juego y el gol no debió subir al marcador, pero no menos cierto es que son cosas que pasan y el Madrid debería hacérselo mirar.
Los de Valverde no fallaron en Bilbao
Mucho más complicado era el desplazamiento del Barça, que se las veía con un Athletic de Bilbao que sigue en horas bajas. Los locales apretaron y se toparon con un Marc-André ter Stegen que estuvo inconmensurable. Con eso y con Leo Messi, que abrió la lata en la primera parte. El 0-2 con el que terminó la contienda fue obra de Paulinho en el tiempo de descuento.