Sergio Lobera es un tipo que me cae fenomenal. Por eso hoy quiero dedicarle un artículo sobre lo que está siendo su temporada al frente de la Unión Deportiva Las Palmas.
Todo empezó cuando acabó su aventura en el Ceuta, al que logró mantener en Segunda División B sin pasar demasiados apuros. Sonó para ser el segundo de Tito Vilanova en el Barça, pero finalmente no se llegó a un acuerdo y terminó entrenando al conjunto insular.
Su nueva aventura en la categoría de plata empezó muy bien. Ganaron por 0-1 en El Sardinero al Racing de Santander, uno de los equipos que muchos creían que iba a ser favorito al ascenso. Sin embargo, a partir de ese momento se empezaron a desinflar y entraron en una dinámica muy negativa. Sumaron 3 puntos de 24 posibles y su continuidad no parecía nada clara.
Querido en los momentos más difíciles
El punto de inflexión llegó en el partido de vuelta de los treintaidosavos de final de la Copa del Rey. Eliminaron al Racing y los 3.500 aficionados que decidieron ir al campo corearon su nombre. A partir de ese momento nada ha vuelto a ser igual.
El equipo ha sumado 16 puntos de 18 posibles en las últimas seis jornadas y se ha clasificado para los octavos de final de la Copa del Rey tras eliminar al Rayo Vallecano. El farolillo rojo que ocuparon está ahora muy lejos y ocupan la octava posición, a solo un punto de jugar la promoción de ascenso a Primera División. La gente se divierte, los jugadores confían en sí mismos y Lobera está más motivado que nunca. La directiva ha confiado en él y ha acertado. Es un técnico joven (36 años), pero nunca ha perdido los papeles y están donde están porque se lo merecen.
¿Volverá Las Palmas a lo más alto del fútbol español? Por presupuesto no sería lo más normal, pero quién sabe…