¿Es Luis Enrique el mejor entrenador que puede tener el Barça? No seré yo quien conteste a esa pregunta, pero me hace gracia lo mucho que han cambiado tanto los aficionados como la prensa al respecto. Durante los primeros meses de la temporada todo eran críticas contra el juego del equipo y la forma de gestionar la plantilla. Ahora todo son alabanzas porque el triplete está más cerca que nunca.
Buen rollo instalado
Así es el fútbol, y más en nuestro país. Cuando pierdes eres el peor del mundo, cuando ganas pasas a ser el mejor. Lo sabe Carlo Ancelotti, que a principios de año iba a convertirse en el Ferguson del Madrid y ahora está en entredicho su continuidad más allá del 30 de junio.
La alegría va por barrios y ahora se ha instalado en el Camp Nou. Muy lejos queda aquella dolorosa derrota en Anoeta con Leo Messi sentado en el banquillo. Se han puesto las pilas y han encadenado una racha de victorias que les ha llevado a la final de la Copa del Rey, a los cuartos de final de la Champions League y a la primera posición de la Liga. ¿Y en qué se traduce eso? En aplausos, en piropos, en ovaciones… y también en renovaciones.
Le queda una temporada más
El contrato que firmó Luis Enrique el verano pasado termina el 30 de junio de 2016, pero el club quiere hacer todo lo posible para que renueve hasta 2017 antes de que se celebren las elecciones, lo que daría credibilidad al proyecto de Josep Maria Bartomeu, que por otra parte no sabemos si se sentará en el palco o en la celda de una prisión catalana por el caso Neymar.
El club tiene varios frentes abiertos de cara al próximo verano más allá de su renovación. También está la de Dani Alves, que prefiere cantar antes que hablar del PSG, y los hipotéticos fichajes de Koke y Paul Pogba, los dos futbolistas que suenan para reforzar el centro del campo culé.