Puede que el dinero no sea lo único que tenga en cuenta el bueno de Wayne Rooney a la hora de tomar una decisión sobre su futuro. Todo el mundo sabe que no continuará defendiendo la camiseta del Manchester United cuando termine la temporada y se ha hablado mucho del fútbol chino, aunque es probable que no sea su destino.
El dinero no lo es todo
Lo de convertirse en el futbolista mejor pagado del mundo es tentador. Cobraría mucho más de lo que cobra actualmente en Old Trafford y se aseguraría un retiro dorado. Sin embargo, tiene 31 años y no se ve jugando allí con esa edad. Su idea sería esperar un poco más antes de hacer las maletas rumbo a China, algo que empeoraría esa gran oferta que dicen que ronda los 46 millones de euros por campaña.
Los últimos rumores le sitúan en el Everton, el club que le fichó en 1996, cuando apenas tenía 10 años. Allí se lució en sus dos primeras temporadas como profesional y el United no tardó en desembolsar 26,5 millones de libras, una cantidad desorbitada por aquel entonces teniendo en cuenta que no había cumplido los 20 años.
Cobraría la mitad
Si Rooney se deja llevar por el romanticismo volverá a casa. El Everton no puede ofrecerle una ficha como la de los chinos, desde luego, y es probable que ni siquiera pueda igualar la que percibe actualmente. De hecho, se habla de 150.000 libras semanales, que es más o menos la mitad. Lo único que puede ofrecerle es el timón de un equipo que quiere seguir creciendo para entrar en puestos de Champions de una vez por todas.
El rotativo británico ‘The Independent’ asegura que el internacional inglés está sopesando seriamente la posibilidad de regresar a Goodison Park. Busca protagonismo y considera que su tiempo en la Premier League todavía no ha terminado, así que no hay que descartar que pueda jugar allí dos o tres años antes de buscar un destino exótico.