Ricardo Costa se encuentra ahora mismo sin equipo. El veterano central portugués de 33 años ha llegado a un acuerdo con el Valencia para la rescisión del contrato que les unía. Tras cuatro temporadas el capitán se despide, y lo hace «con la conciencia tranquila» y por la puerta grande, puesto que ha dejado huella entre los aficionados valencianistas, tal vez por eso de que cada domingo le echaba lo que hay que echarle.
Concurso de cumplidos
El presidente, Amadeo Salvo, le ha piropeado en un comunicado oficial en el que le han deseado «la mayor de las suertes» en su nueva etapa futbolística y personal. El jugador, por su parte, se ha despedido de todo el mundo y ha reconocido que ha sido un orgullo ser capitán del Valencia. Las cosas, por lo tanto, han terminado bastante bien.
Costa no encajaba en el proyecto de su compatriota Nuno Espírito Santo y ahora tendrá que buscar equipo. Seguro que no le costará mucho encontrarlo porque todavía está en plena forma, pero su edad será un hándicap a la hora de negociar.
Problema a la vista
Lo que no sé es lo que hará el Valencia con la fuga de centrales. Ahora se ha ido Costa y en los próximos días podría hacerse oficial la marcha de Jérémy Mathieu, por quien el Barça todavía no ha movido ficha. Los dirigentes del club de la capital del Turia piden los 20 millones de euros de su cláusula de rescisión y no se van a bajar del burro.
Otro que dejó de ser jugador del Valencia fue Philippe Senderos, así que andan un tanto cortos en esa posición. Solo han fichado al argentino Nicolás Otamendi, que llega procedente del Oporto tras jugar cedido en el Atlético Mineiro y que podría formar parte de la pareja de centrales titular junto al joven portugués Rubén Vezo. Eso siempre y cuando se concrete la marcha de Mathieu, claro está.