Anfield vivió una de esas noches que tanta falta le hacía a una afición que se ha acostumbrado a ver partidos europeos importantes por televisión. El Liverpool fue capaz de remontar un 0-2 y un 1-3 porque nunca le perdió la fe a sus posibilidades de remontada. El 1-1 que obtuvieron en el Signal Iduna Park fue bueno, pero de nada servía ese resultado si el Borussia Dortmund era capaz de superar a Simon Mignolet con facilidad una y otra vez.
Respondiendo a los goles con más goles
La mejor defensa es un buen ataque, y a ello se aferraron los hombres de Jürgen Klopp para ganar un partido loco. Henrikh Mkhitaryan hizo el 0-1 en el minuto 5 y Pierre Emerick Aubameyang el 0-2 en el minuto 9, así que las cosas empezaron muy mal porque los ingleses necesitaban tres goles para clasificarse.
Tras la reanudación todo cambió. Divock Origi hizo el 1-2 en el minuto 48 y los aficionados se animaron. Sin embargo, Marco Reus amplió la ventaja de nuevo diez minutos más tarde. Los ‘reds’ solo tenían media hora para marcar tres goles, una misión muy complicada teniendo en cuenta que el Borussia Dortmund no es un equipo cualquiera.
Un gran gol de Philippe Coutinho les hizo creer en el milagro en el minuto 66. Mamadou Sakho remató un córner que llevaba mucho veneno en el minuto 78 y Dejan Lovren marcó el 4-3 definitivo, el que volvió loco a Anfield en el tiempo de descuento. Klopp lo celebró con rabia y alegría desde el banquillo. Acababan de lograr algo casi tan grande como lo que logró Rafa Benítez con aquel Liverpool que ganó su última Champions League ante el Milan.