Habrá un representante español en los cuartos de final de la Champions League. Tras los batazacos del Real Madrid y el Atlético de Madrid, que parecían tenerlo todo hecho tras el duelo de ida de los octavos de final, el Barça saltó al césped del Camp Nou sabedor de que el Olympique de Lyon podría darles un buen susto si no estaban concentrados.
Se llegaron a vivir minutos de incertidumbre, pero ese mal trago terminó en cuanto Messi dijo que ya era suficiente. El argentino tiró del carro como casi siempre y terminó el partido con dos goles y dos asistencias que mejoran sus estadísticas y que le permiten seguir a la estela de Cristiano Ronaldo en lo que a máximos goleadores de la historia de la Champions se refiere (124 Cristiano y 108 Messi).
Messi lo hace todo bien
Aunque el primer gol de la noche pudo llegar muy pronto, no subió hasta el minuto 17 gracias a un penalti bastante polémico, ya que es Luis Suárez quien pisa a Denayer para posteriormente caer al suelo como si le hubieran disparado desde la grada. Messi se encargó de transformarlo con un toque sutil, con un Panenka suave con el que sorprendió a un Lopes que minutos más tarde tuvo que abandonar el campo por lesión.
El segundo lo anotó Coutinho a la media hora de juego rematando a placer una asistencia de Suárez, que anoche no marcó pero firmó un gran partido. Con ese 2-0 se llegó al descanso y la reacción francesa no llegó hasta el segundo tiempo. Una reacción efímera, todo hay que decirlo.
Runrún momentáneo
Tousard batió a Ter Stegen en una jugada polémica que debió ser anulada por falta previa. El Lyon se puso a un gol de la clasificación y durante cinco minutos dio la sensación de que podían dar la sorpresa. Sin embargo, Messi hizo saltar por los aires la eliminatoria en el minuto 78 con un golazo, y en el 80 sirviendo en bandeja el 4-1 a Gerard Piqué. El 5-1 definitivo (también con asistencia de Messi) fue obra de un Ousmane Dembélé que no se cansa de demostrar que es decisivo.