El 24 de agosto la Juventus recibió una llamada procedente de Londres. Un directivo del Chelsea les ofreció 85 millones de euros, 15 menos de los que pedían los italianos para dejarle marchar. A pesar de ello, aceptaron porque era la mejor oferta que habían recibido en todo el verano, pero Paul Pogba frenó la operación tras reunirse con Mino Raiola, su representante.
La última palabra siempre la tiene el jugador
Es lo que se puede leer en La Gazzetta dello Sport, el diario deportivo más importante de Italia. Aseguran que el acuerdo entre clubes era total, pero el francés no quiso dejar la Serie A para jugar en la Premier League.
Ni siquiera un aumento de sueldo considerable fue suficiente para hacerle cambiar de idea. Roman Abramovich trató de seducirle sin éxito mejorando los 4,5 millones de euros que cobra por temporada en Turín. Lo intentó sin ser consciente de que no era una cuestión de dinero la que le mantenía lejos de Stamford Bridge.
Suspira por el Camp Nou
Por todos es sabido que Pogba está como loco por jugar en el Barça. Es su prioridad, como en su día también lo fue para Neymar o Luis Suárez. El único problema que se ha encontrado ha sido el de la sanción de la FIFA, porque a nivel económico había hecho un esfuerzo rebajando sus pretensiones. Entendió que al Barça no puedes llegar con 22 años cobrando 10 millones de euros o más.
Así las cosas, el culebrón continuará. Quién sabe si se resolverá en el mercado de invierno, cuando ya podrá jugar en el Barça. Lo que está claro es que los catalanes son los únicos que pueden arrebatárselo a la Vecchia Signora, aunque la oferta que presentarán por él no será tan atractiva como la de otros.