Pongo el titular entre signos de exclamación porque no es nada habitual que Andrea Pirlo falle un penalti. El futbolista de la Juventus tiene un toque sublime que le da la oportunidad de poner el balón donde quiere, e incluso se permite el lujo de recurrir a lanzamientos de Panenka como demostró en la pasada Copa Confederaciones.
Todo esto es una verdad como un templo, como también lo es que el italiano es humano. Lo demostró en el partido amistoso que disputaron ante el Everton en la Copa Guinness. Los de Liverpool se impusieron en la tanda de penaltis.