Tras el 4-0 que le endosaron al Real Madrid en el derbi de la semana pasada, los jugadores del Atlético de Madrid se las prometían muy velices en Balaídos. Sin embargo, se toparon con un Celta que ha vuelto a recuperar la alegría tras una racha de derrotas que estuvo a punto de acabar con la continuidad de Eduardo Berizzo.
Simeone entonó el ‘mea culpa’
Fue un duelo de técnicos argentinos que se llevó el hombre que acabo de mencionar. Diego Simeone, tal y como reconoció en rueda de prensa tras el partido, se equivocó con el planteamiento inicial. Apostó por el tridente formado por Antoine Griezmann, Fernando Torres y Mario Mandzukic, pero las cosas no pudieron ir peor.
Conscientes de que en el centro del campo faltaba creatividad por las bajas de Koke y Arda Turan, se decantó por un centro del campo rocoso y una delantera de escándalo. Pintaba bien, por qué no, pero con el paso de los minutos se fue dando cuenta de que no era la mejor forma de llevarse los tres puntos.
Nolito y Orellana acabaron con el Atleti
Apenas crearon ocasiones de gol y se vieron desbordados por el fútbol de Krohn-Dehli, Orellana y Nolito. Aguantaron como pudieron en el primer tiempo, pero tras la reanudación se vinieron abajo. Simeone sentó a Torres y metió a Cani para que su planteamiento se pareciera más al de cada fin de semana, pero las cosas no mejoraron.
El primero de los gallegos llegó en el minuto 58. Mario Suárez cometió un claro penalti sobre Nolito y el gaditano no falló desde los once metros. La sentencia fue cosa de Orellana en el minuto 71. El habilidoso futbolista chileno de 29 años finalizó una gran jugada colectiva con un disparo cruzado que Miguel Ángel Moyá no fue capaz de despejar. Fue todo un mazazo para un Atlético que tenía tiempo por delante para remontar, pero que se quedó sin fuerza y sin ideas para ver portería.