Es difícil encontrar jugadores de la talla de Mesut Özil, uno de esos mediapuntas que pueden resolver un partido con una genialidad. Eso es justo lo que pasó anoche en Bulgaria, donde el ex del Real Madrid apareció en los minutos finales para darle el triunfo al Arsenal, que de paso obtuvo su billete para los octavos de final de la Champions League.
Un cuarto de hora para olvidar
Los de Arsène Wenger empezaron francamente mal. Jonathan Cafú adelantó a los locales en el minuto 12 rematando una falta lateral, mientras que Keseru hizo el 0-2 tres minutos después rematando un centro de Cafú a placer.
Remontada con golazo de Özil incluido
Como la alegría no suele durar mucho en la casa del pobre, Granit Xhaka recortó distancias en el minuto 20 y Olivier Giroud puso el 2-2 con el que se llegó al descanso tras cabecear un buen centro llovido desde la banda derecha.
La segunda mitad no fue tan trepidante y el empate parecía que iba a ser el resultado final, pero entonces apareció Özil para culminar un contraataque a las mil maravillas. Encaró al portero del Ludogorets, se inventó un sombrero mágico y definió con toda la tranquilidad del mundo, dejando que los dos defensas que le seguían pasaran de largo. Fue el broche a una de esas remontadas que refuerzan a cualquier grupo.
El PSG también sufrió
El PSG obtuvo su billete para los octavos de final de la Champions en el último minuto del partido que le enfrentó al Basilea en Suiza. Se fueron al descanso con ventaja gracias al gol de Blaise Matuidi en el minuto 43, pero Luca Zuffi sorprendió a Alphonse Aréola a falta de un cuarto de hora para el final. Todo lo arregló Thomas Meunier con una volea fantástica que se coló muy cerca de la escuadra izquierda de la portería defendida por el checo Tomas Vaclik.