Mesut Özil es un jugador desequilibrante, eso es algo que a nadie se le escapa. Es un fuera de serie capaz de decidir un partido con una de sus jugadas. En el Real Madrid ha dado muestras de su calidad, aunque por desgracia todavía no se le da el peso que merece dentro del equipo.
Es cierto que muchas veces se manifiesta como un futbolista intermitente, capaz de participar mucho y desaparecer en cuestión de minutos. Sin embargo, cuando aparece siempre lo hace para liarla, algo que pudimos comprobar el pasado miércoles en el Camp Nou. El alemán de origen turco participó mucho en el juego y dispuso de una de las mejores ocasiones del partido enviando el balón al larguero.
José Mourinho todavía no lo tiene claro. Esta temporada le ha relegado al banquillo en varias ocasiones, a veces para hacerle hueco a Kaká, un hombre que no es ni una sombra de lo que llegó a ser en el Milan.
La posición que más le gusta a Özil es la de enganche, la de mediapunta. Se desenvuelve como pez en el agua y es capaz de venir a recibir balones hasta la media para luego distribuirlos a la delantera. Gonzalo Higuaín, Karim Benzema y Cristiano Ronaldo están encantados con él. No es para menos.
¿Se convertirá algún día en la referencia del Madrid? Yo pienso que tiene talento suficiente como para convertirse en uno de los mejores del mundo. Su equipo debe jugar para él, pues él juega para el equipo. En el fútbol se trata de ir sumando, y en eso Özil es todo un especialista.