Amadeo Salvo tiene un problema. Peter Lim también, pero se mantiene al margen y se limita a poner dinero, que es mucho más cómodo. Al presidente ejecutivo del consejo de administración del Valencia le tocará lidiar con el caso Otamendi, que visto lo visto dará para escribir unos cuantos artículos de aquí al verano.
50 kilos o nada
El central argentino ha hecho una gran temporada y quiere irse al Manchester United, que es el club que más interés ha mostrado por él en los últimos meses. El problema es que el Valencia le considera intransferible, motivo por el cual no aceptará ofertas por debajo de su cláusula de rescisión, que es de 50 millones de euros. Salvo lo ha dejado muy claro:
Que sea Otamendi y no un intermediario el que diga que se quiere ir y luego que venga un club que pague como mínimo 50 millones y con las condiciones de pago que ponga el Valencia.
Old Trafford tira mucho
Supongo que le habrá dolido saber que hay un jugador que prefiere jugar en otro equipo por considerarlo más grande. El Valencia es un gran club y eso es algo que se ha ganado a pulso desde hace muchos años, pero por ahora no está en condiciones de competir con los más grandes de Europa. Aunque Mestalla se llene y apriete domingo tras domingo, la posibilidad de jugar en Old Trafford le pone los dientes largos a cualquiera.
La hora de la verdad
Dejando a un lado ese tema sentimental que es tan importante, creo que pueden convencerle por la vía de una oferta de renovación más atractiva. Si le mejoran las condiciones salariales tal vez prolonga su estancia en la capital del Turia. Si el Valencia quiere situarse entre los mejores clubes de Europa tendrá que hacer importantes esfuerzos económicos. Solo así, poniendo dinero sobre la mesa al igual que Roman Abramovich y jeques como el del PSG o el Manchester City, podremos ver a un equipo capaz de aspirar a todo gracias a un proyecto sólido que no va perdiendo jugadores por el camino.