No todo es de color de rosa en el PSG. Unai Emery está muy satisfecho con los resultados obtenidos hasta la fecha, pero debe andar algo preocupado con lo que pasó ayer sobre el césped del Parque de los Príncipes.
Los parisinos derrotaron al Olympique de Lyon con apuros, con dos goles en propia puerta que llegaron en el último cuarto de hora del partido. Siguen líderes y la afición está encantada con el equipo, pero cuidado porque algo gordo puede pasar en el vestuario si no se soluciona el problema de los lanzadores de faltas y penaltis.
Mal rollo a la vista
Neymar y Edison Cavani tuvieron un par de rifirrafes por querer ser los grandes protagonistas. El charrúa quiso lanzar una falta al borde de la frontal del área cometida sobre el brasileño, pero Dani Alves corrió hacia el balón e impidió que fuera el lanzador. Le escondió el esférico como si fuera un rival y se lo dio a su compatriota, algo que no debió gustar en absoluto a Cavani, que no hay que olvidar que lleva más de tres años en el club y tiene cierta jerarquía.
La escena se repitió a falta de 10 minutos para la conclusión. El árbitro señaló penalti y Cavani cogió el balón. Neymar quería lanzarlo y se lo comunicó justo cuando lo estaba plantando en el punto de cal, pero no hubo manera de convencerle. Por eso se fue con cara de pocos amigos y moviendo la cabeza en señal de desaprobación.
En el siguiente vídeo (en la repetición) se puede apreciar la charla que tuvieron Neymar y Cavani antes de que el uruguayo fallara el penalti.
Emery no debería mirar para otro lado
Sin duda alguna, Emery tendrá que intermediar para que las cosas no vayan a peor. Tendrá que establecer un orden de lanzamiento o tomar una decisión con la que contentar a ambos, como puede ser la de que se vayan turnando como buenos hermanos. De momento ya se ha pronunciado:
Vamos a arreglarlo en el grupo, hay varios jugadores que pueden tirar los penaltis. Los dos son capaces de tirar los penaltis y no hay una jerarquía. Si no hay acuerdo entre los dos, tomaré una decisión.