José Mourinho mostró su lado más humano tras disputarse la final de la Champions League en Madrid. El técnico portugués desató toda la tensión que llevaba acumulada logrando un título que el conjunto italiano se había marcado como principal objetivo.
Pudimos verle llorar en el césped del Santiago Bernabéu, aunque mucho más emotiva fue la despedida con Marco Materazzi, uno de los capitanes del equipo.