LaLiga no puede estar más emocionante. El Clásico terminó con la victoria del Barça y eso hace que los dos grandes de España tengan los mismos puntos a falta de cinco jornadas para el final. Eso sí, los blancos tienen un partido menos, el que disputarán en Balaídos ante un Celta que ya no se juega absolutamente nada y solo está centrado en la Europa League.
Los culés celebraron el día de Sant Jordi ganando al eterno rival en el Santiago Bernabéu. Fue un gran partido para los aficionados al fútbol que se saldó con un 2-3 que también pudo ser un 3-2.
Ter Stegen y Navas lo bordaron
Fue la noche de los porteros. Hubo goles, pero no tantos como podían haber subido al marcador si Marc-André ter Stegen y Keylor Navas no hubieran firmado un partidazo. Los dos frenaron la gran mayoría de acometidas y se convirtieron en los grandes protagonistas del duelo con el permiso de Leo Messi, que una vez más se reivindicó como el mejor jugador del mundo, y quién sabe si de la historia.
Casemiro abrió la lata y Messi respondió
Casemiro hizo el primero en el minuto 28. Fue en un balón que Marcelo puso al segundo palo buscando a Sergio Ramos, que remató libre de marca y se topó con el poste. El centrocampista brasileño se hizo con el rechace y marcó a placer para dejar claro que los de Zinedine Zidane iban a por el partido para dejar LaLiga finiquitada.
Lejos de venirse abajo, el Barça buscó el empate a toda prisa y lo encontró en las botas de Messi, que recibió en la frontal del área y se fue de Dani Carvajal como si estuviera regateando a su hijo en el jardín de casa. Su recorte fue brutal y no falló en la definición con todo de cara para marcar.
El partido estaba precioso. Era difícil saber qué equipo se iba a llevar el Clásico. Al Barça no le valía el empate y el Madrid no parecía conformarse con mantener la ventaja de tres puntos con un partido menos.
Rakitic encendió los últimos minutos
El rigor táctico no existió y cada vez se encontraban más espacios. Los dos se sentían cómodos y los dos veían la victoria cerca. Sin embargo, fue el Barça el que se puso por delante gracias a un tremendo zapatazo de Ivan Rakitic, que se sacó un fantástico disparo con la pierna izquierda que hizo inútil la estirada de Keylor Navas.
Ramos vio la roja directa
El nerviosismo no se apoderó del Bernabéu. Es un estadio de remontadas y quedaba más de un cuarto de hora por delante. Eso sí, las cosas se pusieron muy feas cuando Sergio Ramos fue expulsado con roja directa por una dura entrada a Messi, que saltó y le echó cuento al asunto, aunque el de Camas fue con todo y pudo partirle los tobillos fácilmente. Para algunos fue roja, para otros naranja. Cuestión de baremos.
James se reivindicó
Cuando parecía que el Madrid estaba tocado y hundido apareció James Rodríguez, que había saltado al césped para sorpresa de todos sustituyendo a un inoperante Karim Benzema. El colombiano entró con ganas de liarla y se desmarcó muy bien para rematar un centro de Marcelo en el primer palo. Remató de primeras y batió a un Ter Stegen que por poco despeja el balón con la cara. Era el 2-2 en el minuto 86.
El Madrid pecó de ambicioso y Messi silenció el Bernabéu
A partir de ese momento sucedió algo que no esperaba. Jugando con uno menos y habiendo logrado un empate muy bueno de cara a la clasificación, el Madrid se fue a por el tercero. Sin duda, todo un error que dio alas a un Barça que se llevó los tres puntos en un contraataque en el que Marcelo debió parar a Sergi Roberto por lo civil o por lo criminal. No le hizo falta y la jugada acabó en los dominios de Messi, que no suele fallar cuando le dejan solo a pocos metros de la portería rival.
El de Rosario marcó y finiquitó un Clásico para enmarcar. Se quitó la camiseta y desafió al Bernabéu con su mirada. Es el auténtico líder, el que hace que el Barça sea una máquina de ganar títulos. Más de un madridista está deseando que se retire o que se vaya a jugar a China, pero me temo que Josep Maria Bartomeu hará un gran esfuerzo para que renueve antes de que termine la temporada. Y más le vale…