El Barça confirmó su clasificación para los octavos de final de la Champions como primero de grupo. Era el objetivo que querían lograr en su visita a Eindhoven para no tener nada en juego en la última jornada de la fase de grupos, lo que permitirá a Ernesto Valverde dar minutos a los que juegan menos.
No fue un gran partido de los catalanes, pero apareció el de siempre. Leo Messi resolvió el encuentro con un gran gol y con una especie de asistencia que negó que fuera intencionada, a pesar de que Gerard Piqué, el autor del gol, dijo que sí que estaba ensayada.
Suerte y magia
Los holandeses, que ya no tenían opciones de meterse en octavos, trataron de llevarse el partido saliendo a por todas desde el principio. Tuvieron ocasiones y llegaron a toparse con el poste, pero la fortuna se alió del lado del Barça y Messi decidió acabar con la rebelión en la segunda parte.
El argentino recibió de Dembélé, que por cierto volvió a hacer un buen partido, y movió el balón como quiso dentro del área para marear a los defensas antes de soltar un latigazo que sorprendió a Zoet. El 0-1 acababa de subir al electrónico en el minuto 60 y 10 minutos más tarde llegó el segundo.
Fue obra de Piqué, que remató con el interior de su bota derecha la típica falta lateral que se suele poner con rosca para que alguien remate de cabeza. No sabemos si fue ensayada o no, pero la jugada sorprendió al PSV y el partido parecía estar visto para sentencia.
El fútbol fue algo justo con los locales y De Jong pudo recortar distancias en el minuto 82 para darle algo de emoción a los últimos minutos del partido.
El Tottenham sigue vivo
En el otro duelo del grupo, el Tottenham derrotó al Inter de Milán con un gol de Eriksen que llegó en la recta final. Gracias al tanto del danés acumulan 7 puntos, los mismos que los italianos, así que llegan a la última jornada con opciones de clasificarse cuando se les daba por muertos.