Leo Messi no estaba para celebraciones justo después de perder otro título importante. En el Mundial de Brasil no se pudo escapar y recogió el trofeo al mejor jugador del torneo, pero en la Copa América sí que logró escabullirse de una forma poco profesional.
Dejó claras sus intenciones sobre el verde y la organización reaccionó a tiempo. No llamó al capitán de la selección argentina y el trofeo desapareció en un abrir y cerrar de ojos, como por arte de magia.
¿Por qué siempre a él?
Una vez más tal vez no lo mereció, aunque ningún otro jugador brilló lo suficiente como para arrebatárselo con claridad. Se lo dieron al mejor del mundo, pero no al que fue mejor en la final. Messi, al igual que su selección, no vivió una noche placentera y acabó sucumbiendo ante Chile sin dar la talla. Gary Medel fue una pesadilla para él, y la tanda de penaltis un castigo demasiado cruel.
No es la primera vez que Messi hace algo así en una Copa América. Sin ir más lejos, en la actual se negó a recoger el premio al MVP del partido de la fase de grupos ante Paraguay. ¿Por qué? Pues porque ganaban por 2-0 y acabaron empatando. El ’10’ de Argentina no supo encajarlo y por ello fue sancionado. Ganar es muy bonito, pero también hay que saber perder.