No sé cuántas veces han expulsado a Gary Medel desde que llegó a España, pero así a bote pronto diría que ya van bastantes. El centrocampista chileno es capaz de perder los nervios en una décima de segundo y al final el que lo acaba pagando es su equipo, el Sevilla.
Ayer volvió a ver la cartulina roja en el partido de Copa que disputaron ante el Atlético de Madrid. Se fue muy enfadado del campo y lo pagó con una silla de plástico. La golpeó con toda la rabia del mundo y de rebote una botella de agua golpeó la cara de uno de los policías que están a pie de campo en el Sánchez Pizjuán. Veremos con cuántos partidos de sanción le castigan por su enésima ida de olla.