Un treintañero nacido en Vitoria rescató un punto para el Alavés en el Vicente Calderón, un estadio en el que a priori muy pocos equipos serán capaces de puntuar. El Atlético de Madrid mereció ganar por goleada, pero no estuvo acertado de cara a puerta y lo acabó pagando muy caro. Más de uno echó de menos a Antoine Griezmann, ausente por sanción.
Descuento loco
El Cholo Simeone apostó por Kevin Gameiro en punta y sentó a Fernando Torres y Ángel Correa. Ambos acabaron sobre el césped y el Atlético lo intentó con tres delanteros, pero su gol no llegó hasta el penúltimo suspiro, cuando Torres fue derribado al pisar el área y el colegiado señaló penalti.
Gameiro fue el encargado de transformarlo disparando con potencia y ajustando el balón a la escuadra. El muro había caído tras innumerables ocasiones de gol y remates al poste. Eso en el minuto 93, aunque el partido no estaba terminado y los recién ascendidos sorprendieron a los locales.
Manu García fue el encargado de silenciar el Calderón con un soberbio disparo desde fuera del área. Le dejaron armar la pierna derecha y Jan Oblak voló demasiado tarde. El esloveno, que probablemente es el mejor portero de LaLiga, poco pudo hacer para despejar uno de esos zapatazos que siempre hay que evitar. El Cholo Simeone, como cualquier aficionado rojiblanco, no se lo podía creer. Perder dos puntos ante el Alavés es una muy mala noticia.