Qué buenos son. El Barça no tuvo piedad del Córdoba y le endosó una manita en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del Rey. No estaban hombres tan importantes como Xavi, Messi o Iniesta, pero el hambre de otros futbolistas fue suficiente para derrotar por goleada a un equipo que lo ha bordado en una competición que casi siempre nos sorprende.
Algunos decían que la ausencia de Tito Vilanova (se marchó a Estados Unidos para tener una segunda opinión de su enfermedad) y el 0-2 de la ida relajaría a los azulgrana. Sin embargo, sucedió todo lo contrario y nos ofrecieron un espectáculo de intensidad y voracidad, dos palabras a las que pocos equipos de tanta calidad técnica suelen agarrarse.
Thiago fue el faro del Barça
Thiago Alcántara abrió el marcador en el minuto 17 tras incorporarse desde la segunda línea. El canterano cuajó un partido sobresaliente, gustándose en cada acción, poniendo orden y dando ese último pase tan necesario cuando alguno de sus compañeros había encontrado el hueco. No se echó de menos la magia de Xavi porque estaba él.
Villa y Alexis piden más minutos con goles
Los dos siguientes los logró David Villa antes del descanso. El asturiano salió con muchas ganas y marcó dos tantos (uno de ellos de escándalo) que le sirven para ganar confianza. Diez minutos antes de que acabara el partido se fue a la ducha por precaución, ya que tenía molestias y no era plan de arriesgar con un 5-0 en el marcador.
Tras la reanudación llegó el doblete de Alexis Sánchez, que pudo ser un hat-trick si no se hubiera resbalado en una jugada en la que todo el Campo Nou cantaba gol. Se quiso regatear a sí mismo y acabó por los suelos.
La única noticia mala para el Barça fue la lesión de Sergi Roberto, que sufrió una rotura en el recto anterior de la pierna izquierda y estará un mes de baja.
Barça-Málaga en cuartos
Ahora el Barça se medirá al Málaga en una eliminatoria de cuartos de final que promete ser apasionante. Los de Manuel Pellegrini pensarán más en la Champions que en la Copa, pero lo mismo le puede suceder a un Barça al que también se le van acumulando los partidos. Lo bueno para Tito Vilanova es que la Liga está prácticamente sentenciada y se puede permitir el lujo de reservar jugadores.