No fue el mejor arranque liguero del Real Madrid de la historia, ni por el resultado ni por el juego. José Mourinho se las prometía muy felices con un equipo que todavía está muy verde, tal y como reconoció después en rueda de prensa. El Mallorca de Michael Laudrup pudo aguantar estoicamente para que el marcador indicara tablas desde el principio hasta el final del partido.
Mesut Özil y Karim Benzema esperaron en el banquillo, mientras que Sergio Canales asumía las riendas de la creatividad en ataque, con Cristiano Ronaldo a la derecha y Ángel Di María a la izquierda. En la posición más adelantada, como no, un Gonzalo Higuaín que podría haber sido más pícaro en alguna que otra jugada para favorecer a su equipo.
Tal y como Jorge Valdano dijo al finalizar el partido (ahora sí que se atreve a rajar), se vio a un Madrid peleón, impreciso y falto de ritmo. No se le puede achacar nada al equipo en cuanto a entrega, pero está claro que hay que jugar mucho mejor para ganar, asociándose más. Las ocasiones llegaron, aunque no demasiado claras. Sin embargo, la definición no fue ni mucho menos como la de las mejores noches. Así las cosas, normal que el 0-0 no se moviera del Iberostar Estadi.