Luis Enrique se está complicando la vida él solito. Le ha costado lo suyo llegar al primer equipo del Barça y no está aprovechando su oportunidad por varias razones. La más importante de todas tiene que ver con las rotaciones, las mismas que le están haciendo perder demasiados puntos en lo que va de temporada. El fin de semana pasado prescindió de Neymar y Leo Messi y lo pagó muy caro en Anoeta. Dejarles en el banquillo de inicio no fue una buena idea.
Intentó expedientar a Messi
Su relación con el mejor jugador de la plantilla se ha enfriado por completo. Al argentino no le hizo gracia estar en el banquillo y expresó su malestar ausentándose de la clásica sesión de entrenamiento que se realiza a puertas abiertas a principios de enero. Argumentó que una gastroenteritis le impedía estar junto a sus compañeros, algo que a Luis Enrique le sonó a excusa. Por eso quiso expedientarle, pero Andrés Iniesta, Xavi Hernández y Sergio Busquets le frenaron a tiempo.
La relación entre el asturiano y el ’10’ es muy fría y solo hace que empeorar con el paso de las semanas. Ya lo pasó mal en la Roma cuando se intentó cargar a Francesco Totti. La prensa y los aficionados no estaban de acuerdo con sus métodos y al final acabó de patitas en la calle. Y desde que no está en la capital de Italia vuelven a sonreír.
Bartomeu sabe a quién debe proteger
Josep Maria Bartomeu no está dispuesto a perder a su mejor jugador. Si tiene que decidir entre Luis Enrique y Leo, lo va a tener muy claro. Por eso se rumorea que el club ya se mueve en busca de un sustituto de garantías, un hombre con conocimientos futbolísticos que sea capaz de traer la paz al vestuario. Una especie de Carlo Ancelotti para que nos entendamos.
Mientras la temporada avanza crecen los rumores de una hipotética marcha de Messi, al que ofertas no le van a faltar el próximo verano. La más importante de todas podría ser del Chelsea de Roman Abramovich, club al que por cierto ha empezado a seguir en Instagram. ¿Será un aviso?