Si hay un fichaje que le ha salido rana a Florentino Pérez, ese es el de Kaká. El futbolista brasileño aterrizó en la capital de España en verano de 2009 a cambio de 65 millones de euros. Por aquel entonces se dijo que era una cantidad elevada, pero nadie imaginó que todavía lo iba a ser más viendo el rendimiento que ha ofrecido hasta la fecha.
Kaká llegó en un estado de forma pésimo, con un nivel de confianza bajo mínimos y sin el hambre que tiene que tener un jugador de élite que llega a uno de los mejores clubes del mundo.
Desde el primer día se ha tenido mucha paciencia con él, desde el club le han mimado y tanto Manuel Pellegrini como José Mourinho le han dado oportunidades para triunfar. No las ha aprovechado y el público del Santiago Bernabéu se le ha echado encima. Es un tipo simpático que cae bien a casi todo el mundo, pero por desgracia lo mejor para el madridismo es que se vaya cuanto antes.
A Kaká todavía le quedan 3 años de contrato y no parece tener prisa por marcharse. Mourinho ya le ha dicho que no cuenta con él, pero eso no parece ser suficiente. Al brasileño le han llegado ofertas interesantes, como por ejemplo una del PSG. La ha rechazado porque está muy bien cobrando lo que cobra (12,3 millones de euros brutos por año) y disfrutando de unas vacaciones como las que acaba de disfrutar (dos meses nada más y nada menos). Cuando acabó la temporada 2011-2012 le mandaron de vacaciones y ahora le mandarán a paseo.
El Madrid es consciente de que tendrá que vender a Kaká a precio de saldo. Nadie quiere asumir su elevada ficha y es un problema muy grande el que tienen. El jugador no está dispuesto a rebajar sus pretensiones económicas para jugar en otro equipo, algo que dificulta todavía más su salida. En los próximos días veremos qué es lo que sucede con él. De momento la prensa madrileña ya se le ha echado encima. El Balón de Oro que logró en 2007 queda demasiado lejos…