Ver para creer. Tengo la sensación de que Joan Laporta está perdiendo la cabeza y no hace más que empeorar las cosas. En su regreso a la presidencia empezó con buen pie ganando LaLiga, esa competición de la que nadie se acuerda a la hora de valorar la gestión de un Xavi Hernández que en lo deportivo se ha llevado demasiados palos.
El técnico de Terrassa, que tras la goleada ante el Villarreal decidió hacer las maletas al término de la temporada, vio como los resultados iban de cara desde su adiós diferido y eso le animó a continuar, hasta tal punto que logró convencer a Laporta y a sus secuaces en una reunión de lo más esperpéntica que se produjo hace poco más de dos semanas.
Donde dije digo, digo Diego
Laporta anunció su renovación a bombo y platillo, en una rueda de prensa de lo más ridícula en la que dijo estar orgulloso de Xavi mientras se le caían las lágrimas. Hoy, pocos días después, ha cambiado de opinión y pronto anunciará la contratación de Hansi Flick, que por lo que dicen llegará cobrando menos de lo que cobra Xavi actualmente. Eso sí, no dicen nada de los millones que debe cobrar el excapitán azulgrana, porque entiendo que después de esto no querrá perdonar ni un solo euro al club de sus amores.
La próxima temporada pinta muy mal para el Barça, más que nada por el caos que se vive en las altas esferas y que arrastra a todos los estamentos del club. Deco no parece estar capacitado para sacarse de la manga fichajes espectaculares y de momento sólo se le puede echar en cara que haya traído a un Vítor Roque que probablemente haya sido un gran negocio para algunos en forma de comisiones.
Flick tendrá mucho trabajo por delante. Sabe que no podrá contar con un gran presupuesto para cambiar la plantilla, así que tendrá que contentarse con las jóvenes promesas recién salidas de La Masia y con viejos rockeros como Robert Lewandowski o Ilkay Gündogan, a quienes seguramente contentará la llegada de un hombre con el que ya han trabajado alguna vez.