A la UEFA no le queda otra que emplear mano dura para que los partidos de la Eurocopa no se conviertan en un triste espectáculo. El que se vivió en Marsella el pasado fin de semana fue horroroso y acabó con decenas de heridos de diversa gravedad, uno de ellos en estado crítico. Los aficionados rusos y los ingleses se liaron a mamporrazos fuera del estadio sembrando el pánico. ¿Cómo va a ir un niño con su padre a ver un partido de fútbol si se puede ver envuelto en una pelea de semejantes magnitudes sin comerlo ni beberlo?
Exportando una imagen penosa
Hablamos mucho de lo que sucede en Sudamérica, pero aquí también hay muchos hooligans con poquitas neuronas que quedan con las aficiones rivales para sacudirse. También pasa en España, aunque de forma aislada, y por desgracia seguirá sucediendo mientras no se amplíen las medidas de seguridad.
Algunos dicen que no pasa nada porque se matan entre ellos, pero lo cierto es que destrozan calles, negocios, coches… Arrasan con todo lo que encuentran por el camino y con lo borrachos que van no distinguen entre «rivales» y personas inocentes. De hecho, estoy seguro de que más de una vez se han dado puñetazos entre ellos mismos sin saberlo.
Multa con amenaza incluida
El caso es que la UEFA ha decidido sancionar a la Federación Rusa con una multa de 150.000 euros. Según como se mire es poco, así que van a actuar con más dureza si se repiten los hechos del pasado fin de semana. No les va a temblar el pulso a la hora de expulsar a Rusia de la Eurocopa si se viven nuevos incidentes de violencia. Eso sí, hay que tener en cuenta que solo pueden actuar de oficio por lo que ocurre dentro del estadio, no por lo que pasa en la calle.
La UEFA se refiere a los enfrentamientos violentos en las gradas, al uso de bengalas y material pirotécnico, al comportamiento racista… Los aficionados rusos están dejando una imagen lamentable, y no hay que olvidar que allí se disputará el Mundial 2018, uno de los que se adjudicaron tras un generoso reparto de sobres.