Tengo que reconocer que me esperaba mucho más de la Rusia de Fabio Capello en el día de su estreno. Era el último partido de lo que podríamos considerar como primera jornada de la fase de grupos del Mundial de Brasil, y tenía mucha curiosidad por ver qué era capaz de hacer una selección que cuenta con uno de los mejores entrenadores del mundo.
Aunque están en la tierra del jogo bonito, no esperaba ni mucho menos eso. No soy tan iluso. Esperaba ver un grupo de jugadores muy unidos defensivamente, dejando pocos espacios atrás y aprovechando el talento de los jugadores que actúan de medio campo para arriba, que tampoco es que sean grandes estrellas.
Error garrafal de Afinkeev
Corea del Sur, su rival, hizo lo que estaba escrito en el guión. Corrieron todo lo que pudieron y más para plantar cara y no perder el primer partido del campeonato. Lo lograron, y a punto estuvieron de llevarse los tres puntos, puesto que Keun abrió la lata en el minuto 68 con la inestimable ayuda de Igor Afinkeev. El guardameta del CSKA de Moscú no fue capaz de blocar un disparo muy lejano que no llevaba peligro.
Kerzhakov salva un punto
Rusia no le perdió la cara al partido e intentó empatar rápidamente. Lo hizo seis minutos después, con un oportunista Aleksandr Kerzhakov que apareció en el minuto 74, poco después de ingresar en el terreno de juego. Fue una jugada embarullada, poco atractiva, pero el balón acabó alojado al fondo de las mallas de la portería defendida por Jung Sung-ryong.
El próximo partido de los rusos es contra Bélgica. Si muestran el mismo nivel que anoche, es muy probable que no sean capaces ni de sumar un punto. Hace falta más fútbol para ganar partidos en un Mundial.