En una competición como la Champions League no puedes permitirte el lujo de viajar a una ciudad en plan turismo. Te puede salir bien en Borisov, en Bucarest o en Razgrad, pero no en Roma. Anoche lo experimentó el Barça de primera mano, ya que sus jugadores creían que lo tenían todo hecho tras el 4-1 de la ida y fueron goleados por 3-0, un marcador que les deja sin jugar las semifinales de la competición por tercer año consecutivo.
La presunta Cenicienta se comió al lobo
El varapalo es tremendo. Ernesto Valverde no se cansó de avisar a los suyos a sabiendas del ambiente que se generó en cuanto se supo que la Roma era el rival. Periódicos como Sport publicaban en portada que al Barça le había tocado un bombón, pero lo que no sabían es que era un bombón de los que se atragantan si no se mastican lo suficiente.
Dzeko fue un dolor de cabeza para la defensa culé
El Barça masticó mucho en la ida y llegó a saborear una victoria que parecía definitiva, pero los hombres de Eusebio Di Francesco nunca dejaron de creer en la remontada. Fueron a por todas y avisaron muy pronto con un gol de Edin Dzeko, que sin duda fue uno de los mejores del cuadro capitalino.
El bosnio provocó el penalti que supuso el 2-0. Controló de espaldas a la portería y se hizo grande, tanto que Gerard Piqué no tuvo más remedio que derribarlo para que no armara su pierna derecha. El árbitro señaló la pena máxima y Daniele De Rossi no falló, a pesar de que Marc-André ter Stegen adivinó sus intenciones.
Los minutos pasaban y el Barça no reaccionaba. Estaba mucho más cerca el 3-0 que el 2-1. Sin noticias de jugadores como Leo Messi o Luis Suárez, que son los que deben matar eliminatorias como estas, todos los balones pasaban por Piqué y Umtiti, que no daban a basto.
El ‘Manolazo’
Las estocada definitiva llegó en el minuto 82, en un córner lanzado al primer palo que encontró la cabeza de Kostas Manolas. El central griego se anticipó a Nelson Semedo, que llegó demasiado tarde y ni siquiera le incordió. Cruzó el balón con un testarazo perfecto y Ter Stegen no pudo reaccionar a tiempo. El Olímpico de Roma enloqueció y la cara de los azulgrana era un poema.
Todavía quedaba tiempo para marcar un gol salvador, pero no llegó y se consumó la eliminación. Una eliminación que sorprende por la fiabilidad que ha demostrado este Barça a lo largo de la temporada. Parecía imposible que pudieran encajar tres goles, pero anoche, con un Barça tan apático, la Roma lo vio claro desde el primer minuto.
El último baile de Iniesta en Europa
Andrés Iniesta dijo tras el partido que probablemente había sido su último partido en la Champions, por lo que queda claro que hará las maletas este verano para irse lejos de Europa.