Vicente del Bosque tiene ganas de ver a una selección española ganadora. Y no es el único. Tras el desastroso Mundial de Brasil, todos queremos volver a vivir aquellos partidos que nos llevaron a ser campeones del mundo y de Europa en seis años inolvidables e irrepetibles.
Era una generación fabulosa, la que jugaba al ritmo de Xavi Hernández, Xabi Alonso y Andrés Iniesta. Fernando Torres y David Villa se encargaban de marcar los goles con Sergio Ramos y Gerard Piqué echando el cerrojo junto a un Iker Casillas que debería dejar paso a David de Gea.
¿Falta de tensión?
El portero del Manchester United fue superado hasta en dos ocasiones en el partido amistoso que ayer disputaron en el Amsterdam Arena. Holanda se puso por delante muy pronto y vivió de la renta que había logrado en el primer cuarto de hora. Mandaba por 2-0 y el marcador no se volvió a mover, a pesar de que España lo intentó por activa y por pasiva con los recién llegados y con los más veteranos.
Un fútbol más directo podría ser el antídoto
Jugar a remolque durante tanto tiempo no es fácil, y menos cuando no tienes el día. Falta más claridad en el juego y tal vez algo más de agresividad de medio campo hacia arriba. El tiki-taka está muy bien, pero los rivales ya saben de qué va esa canción y se sienten cómodos jugando ante España. De ahí que sea necesario buscar otro estilo de juego, reinventarse como lo ha hecho el Barça de Luis Enrique.
Experimentos con gaseosa que confunden a la gente
Anoche se vieron cosas raras. ¿Un ejemplo? Piqué lanzando una falta al borde del área. Fue un día de experimentos que no hace otra cosa que alimentar las dudas que acechan a la selección. Es bueno que Del Bosque mueva ficha buscando la regeneración, pero hay que hacerlo con cabeza, teniendo las ideas más claras. Su última convocatoria expresa todo lo contrario. Está hecho un lío y eso se refleja en los resultados y en la moral de unos jugadores que jamás deberían perder su mentalidad ganadora. El día que se pierda volveremos a ser los de antes.