Entre la primera y la segunda fotografía han pasado tres años que no han sido nada positivos para los aficionados del Everton. Bueno, a decir verdad el primero no estuvo mal, ya que los ‘toffees’ terminaron en quinta posición, relativamente cerca de los puestos de Champions League que ocuparon el City, el Liverpool, el Chelsea y el Arsenal.
Todo se torció a partir de la segunda temporada. El equipo entrenador por Roberto Martínez terminó undécimo debido a su irregularidad, así que se empezaron a escuchar las primeras voces críticas que pedían su destitución.
Un proyecto que se desinfló
El Everton no tiene el potencial económico que tienen otros grandes de la Premier League. Sin embargo, el club se ha gastado bastante dinero en los últimos años para dar un salto cualitativo que les pueda llevar a la Champions. Sin ir más lejos, en 2013 se gastaron 30 millones de euros en fichajes, en 2014 37 y en 2015 25,5 sin vender a un solo jugador. Y no solo eso, sino que han logrado renovar a jugadores tan importantes como Ross Barkley, al que han tentado más de una vez para abandonar Goodison Park.
La tercera y última temporada fue la peor de todas. Nuevamente acabaron en undécima posición, y nuevamente dando muy mala imagen. Por eso se desplegaron numerosas pancartas que pedían su destitución, que como era de esperar acabó produciéndose. Una jornada antes de terminar el campeonato le anunciaron que no contaban con él para la temporada 2016-2017.
La renovación que nunca debieron ofrecerle
¿Cuál fue el problema para los dirigentes del Everton? Que en su primera campaña se precipitaron y le ofrecieron la renovación. Había firmado hasta el 30 de junio de 2017 cuando llegó al club, pero extendieron su contrato hasta 2019 por miedo a que se fuera a otro equipo. Mejoraron sus emolumentos y cruzaron los dedos para que todo fuera bien.
Como no ha ido bien y le han despedido cuando todavía le restaban tres años de contrato, Roberto Martínez ha solicitado 12 millones de libras, que es lo que le correspondía. Al final ha llegado a un acuerdo con el Everton, que le ha pagado al contado 10 millones de libras (casi 12 millones de euros al cambio).
Nueva vida como seleccionador belga
Ahora Roberto Martínez trabaja para la selección belga cobrando mucho menos. Ha rechazado ofertas más lucrativas para dirigir a uno de los mejores combinados nacionales del mundo, tal vez pensando que puede dar la campanada ganando el Mundial de Rusia, lo que le daría muchísimo caché.
Se rumorea que allí cobra alrededor de un millón de euros y tiene contrato hasta la cita mundialista. A su lado, como ayudante, está Thierry Henry. El francés donará los 8.000 euros mensuales de su sueldo a obras benéficas desarrolladas en Bélgica. No es nada comparado con los 6 millones de euros que se embolsa como comentarista en el canal Sky Sports.