Se confirmó lo que dijimos tras el 3-0 del partido de ida. La Juventus no es el PSG, ni por historia ni por plantilla. Los italianos son un equipo serio que no quiso participar de otra remontada histórica de un Barça que llegaba al partido con menos fe que semanas atrás, y eso que el resultado era menos adverso que el de París.
No hubo magia y Gianluigi Buffon vivió bastante tranquilo para lo que se suponía que tenía que pasar. El internacional transalpino tan solo tuvo que intervenir en jugadas puntuales para evitar la reacción culé, entre otras cosas porque Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci forman una de las mejores parejas de centrales del mundo.
El catenaccio italiano nunca falla
El primer tiro del Barça entre los tres palos no llegó hasta la media hora de juego. Eso dice mucho de los problemas que tuvieron los de Luis Enrique para zafarse de la presión de los jugadores ‘bianconeros’, que estuvieron muy encima y presionaron con más intensidad que los del PSG.
Pocas noticias hubo de Neymar, Messi y Suárez. Tenían que aparecer y no lo hicieron, así que sus opciones se fueron diluyendo conforme los minutos pasaban. Los aficionados, que también eran conscientes de la dificultad, animaban a ratos y se resignaban. No era una noche fácil para otra remuntada.
Marc-André ter Stegen también se ensució los guantes en alguna que otra ocasión. El alemán no tuvo excesivo trabajo, pero tuvo que estar atento porque la Juventus también se plantó en el área azulgrana buscando un gol con el que finiquitar la eliminatoria.
Aplausos para despedir a los jugadores
A pesar del intento fallido de remontada, el Camp Nou despidió a los suyos con cánticos y aplausos. Eran conscientes de que no se les podía pedir mucho más, pero ahora seguro que se les exige firmar un doblete que está bastante complicado. La Copa del Rey se da por hecha, pero LaLiga está muy difícil. Si no ganan en el Santiago Bernabéu dependerán demasiado de lo que haga el Real Madrid en las últimas jornadas.