El FC Barcelona por fin pudo vencer al Rubin Kazan, equipo al que no había logrado ganar en los tres partidos que habían disputado hasta la fecha. Los hombres de Pep Guardiola, que hoy fueron los suplentes y algún que otro canterano del filial, dieron un recital de fútbol para terminar venciendo por un 2-0 que se quedó corto.
Pese a que los rusos todavía podían meterse en octavos de final si ganaban, plantearon el partido de forma muy defensiva y apenas llegaron a disparar a la portería defendida por Pinto. Además, cuando se acercaban eran más inocentes de lo que se presume de un equipo que juega la Champions League.
La primera parte terminó con 0-0 y con dos lesiones, la de Jeffrén y la de Bojan. Por ello tuvieron que saltar al terreno de juego Marc Bartra y Víctor Vázquez, un jugador muy talentoso que no está despuntando como debería por culpa de las lesiones.
El primer tanto del partido llegó en la segunda mitad. Fontás remató a gol un balón que quedó suelto en el área y que se coló con bastante fortuna, pues un jugador del Rubin la desvió en última instancia haciendo inútil la estirada de Ryzhikov. Era el minuto 50 y el partido, totalmente intrascendente para los azulgrana, estaba más que encarrilado.
A falta de 10 minutos para el final apareció Víctor Vázquez para poner la sentencia. Recibió un balón a la espalda de la defensa del Rubin y definió muy bien ante la salida a la desesperada del portero. Era el broche de oro a una noche de buen fútbol firmada por los canteranos del Barça, esos que últimamente están tan de moda por méritos propios.