Menudo club el Oporto. Se han especializado en fichar jugadores que no cuestan demasiado dinero y que al cabo de unos años se venden a precio de oro. Porteros, defensas, centrocampistas… y sobre todo delanteros. Un caso bastante reciente es el de Radamel Falcao, que se marchó al Atlético por un buen pellizco y que luego acabó fichando por el Mónaco por otra importante cantidad de dinero. Y ahora es precisamente otro colombiano el que está en el disparadero de salida.
Un club vendedor
Su presidente es quien mejor conoce cómo funciona el mundo del fútbol. Jorge Pinto da Costa es luso, pero no iluso. Sabe que el Oporto no es un club que capacitado para ganar la Champions League, a pesar de que llegó a conquistar ese preciado título cuando José Mourinho todavía no era nadie reconocido a nivel internacional. Esa temporada de ensueño queda demasiado lejos y ahora lo que más les preocupa es ser como la cantera de los grandes de Europa, solo que la mayoría de los jugadores que venden no proceden de su escuela.
Comprar barato es la clave
Tienen buenos ojeadores y con eso les basta. A veces se equivocan, como todo el mundo, pero suelen ser bastante prudentes e inteligentes a la hora de apostar por jugadores con mucho margen de mejora. Jackson Martínez es uno de ellos, ya que empezó a brillar en el Jaguares de México (20 goles en 35 partidos en su última temporada) y no tardaron en presentar una oferta de unos 9 millones de euros. ¿Qué sucede ahora? Pues que lo más probable es que se irá por casi el cuádruple.
Quien quiera a Jackson tendrá que pasar por caja
El pasado verano ya tuvo ofertas para marcharse, pero el presidente le convenció para que esperara un año más. Quería construir un Oporto sólido con Julen Lopetegui al mando y el cafetero aceptó, pero es un secreto a voces que cuando termine la presente campaña dejará O Dragao para seguir con su carrera futbolística. Firmará su último gran contrato porque tiene 28 años, y contará con el visto bueno de su presidente si el que llega está dispuesto a pagar los 35 millones de euros que figuran en la cláusula de rescisión.
Negociar con ellos es como negociar con Josu Urrutia. O pagas la cláusula o ya te puedes ir por donde has venido. Es un aviso para navegantes, una amenaza totalmente creíble echando un vistazo al currículum del club. Roma, Arsenal, Manchester United, Liverpool, Nápoles y compañía ya saben lo que les toca.