Cristiano Ronaldo es un futbolista que tiene millones de fans en todo el mundo. Solo hay que echar un vistazo a sus perfiles en Facebook y Twitter para darse cuenta de ello. Sin embargo, es uno de esos tipos que puede caerte muy bien o muy mal, no deja indiferente a nadie. A mí la verdad es que no me cae demasiado bien, aunque futbolísticamente hablando me parece un jugador de otra galaxia.
En el Iberostar Estadi de Mallorca volvió a sentirse poco querido. Los aficionados del conjunto balear le dedicaron varios insultos durante el partido para desconcentrarle. Sin embargo, no lograron lo que se propusieron porque el portugués marcó dos goles que fueron muy importantes para certificar la victoria de su equipo por 0-5.
Cristiano tampoco pone de su parte
La actitud de esos aficionados fue poco ejemplar, como también lo fue la respuesta de CR7. Se limitó a reír y a señalarse la oreja para caldear todavía más el ambiente, como si le encantara eso de ser insultado. De esta forma lo único que consiguió es que cada vez más gente se uniera a la causa, por lo que no fue extraño escuchar frases como por ejemplo «Es una Barbie, Cristiano es una Barbie».
El fútbol no debería utilizarse para otros fines que no son los estrictamente deportivos. No me vale la típica frase de esos abonados que van al campo con su puro y se ponen a insultar a diestro y siniestro porque así se desestresan. Los niños ven a sus ídolos y acuden a los estadios para disfrutar de un deporte, no para aprender palabras malsonantes que no estaban en su vocabulario. Porque el fútbol, en el fondo, no es más que eso, un deporte.