Se acabó la etapa futbolística de Thierry Henry en la Gran Manzana. Ayer disputó su último partido con los New York Red Bulls tras cinco temporadas repletas de goles, asistencias, galopadas y celebraciones divertidas.
Tití se va con buenos registros: 134 partidos, 52 goles y 49 asistencias. Pueden estar contentos con eso y con su legado, porque el francés es uno de esos futbolistas que siempre dejan huella. Lo ideal era despedirse ganando la Major League Soccer, pero cayeron eliminados ante los New England Revolution en la final de su conferencia.
¿La hora de retirarse?
A partir de ahora es turno de los rumores, de las especulaciones. Él todavía no ha abierto la boca. No ha dicho que se va a retirar. Es lógico pensar que lo hará teniendo en cuenta que a sus 37 años ya es demasiado veterano, pero hay quien piensa que volverá al Arsenal para disputar el tramo final de la temporada.
Lo que está claro es que tiene las puertas abiertas en el Emirates Stadium, que no fue el estadio en el que vimos al mejor Henry. El mejor Henry se destapó en Highbury, un campo de fútbol que se convertía en una olla a presión que afectaba a sus rivales, pero que pasó a mejor vida por motivos económicos y de renovación.
Arsène Wenger le hizo debutar como profesional en el Mónaco cuando solo tenía 17 años. Eso significa que ha disfrutado de 20 años de fútbol al máximo nivel. No sabemos si seguirá en los terrenos de juego vestido de corto, pero lo que está claro es que en Londres encontrará todo el cariño que cualquier ser humano pide para ser feliz. El Arsenal podría nombrarle coordinador del fútbol base, un cargo apetecible para seguir enganchado a su gran pasión.