Es un tema que siempre me ha cansado, y que ahora empieza a preocuparme seriamente. Me preocupa bastante más que a los dirigentes de los clubes de fútbol y a quienes deberían hacer algo al respecto desde los despachos de la UEFA. Ellos son los principales responsables de que sucedan cosas como la que se vivió anoche en los aledaños de San Mamés, donde falleció un policía que acudió a la cita para evitar lo inevitable: una batalla campal entre aficionados del Athletic de Bilbao y el Spartak de Moscú que se preveía desde que se conoció el emparejamiento.
La UEFA ni dice ni mu
En la página web de la UEFA no han comentado nada sobre el incidente, o al menos no he sabido encontrarlo. Se centran en el fútbol y me parece muy bien porque no hay que dar publicidad a esta gentuza, pero creo que como mínimo deberían condenarlo y ponerse a trabajar cuanto antes para que no se repita algo parecido.
Al final no podremos ir al fútbol con nuestros hijos
Es una pena que uno tenga miedo de ir a ver a su equipo con sus hijos por miedo a ser alcanzado por bengalas o botes de vidrio, por citar algunos de los objetos que sobrevolaron Bilbao antes de que el balón empezara a rodar. El fútbol es un deporte, una fiesta que nadie debería empañar. Esos no son los valores que queremos transmitir a los niños.
Como no actuemos rápido y con contundencia, el fútbol europeo se irá apagando por mucho Neymar, Messi y Cristiano que haya en los campos. Pasará como en Sudamérica, donde cada dos por tres nos enteramos de que se han producido trifulcas entre «aficionados» (barras bravas) que quedan en los estadios para pegarse.
Pocos detenidos para tanto descerebrado
A todo esto, por increíble que parezca, anoche solo hubo nueve detenidos (cinco españoles, tres rusos y un polaco). Falta mano dura y hay que establecer un control que impida que estos energúmenos puedan desplazarse a cualquier parte para sembrar el terror. La libre circulación de personas en la Unión Europea está muy bien. Libre circulación de personas, no de animales bípedos.