En ‘Don Balón’ han soltado la bomba. Aseguran que Cristiano Ronaldo ha dado por terminada su etapa en el Real Madrid. Tras seis temporadas podría despedirse de la afición madridista para probar suerte en otro equipo. El Manchester United siempre le ha querido recuperar, pero en estos momentos es el PSG el que está mejor situado para contratarle.
Desencantado por…
CR7 está triste. Triste porque se ha ido Carlo Ancelotti, que para él era como un padre. Triste porque la relación con Florentino Pérez nunca ha sido todo lo cercana que debiera. Solo se han dado abrazos cuando el portugués ha renovado, pero nadie olvida su malestar justo antes de renovar para convertirse en el futbolista mejor pagado del planeta.
Tampoco le gusta que Gareth Bale sea el ojito derecho de Florentino. El galés no está tirando del carro como él en el césped, pero fuera de él cuenta con todo el apoyo del presidente, que es el único que no se da cuenta de que merece la pena traspasarlo.
Otra cosa que no le ha gustado ni un pelo es que Rafa Benítez sea el elegido para ocupar el puesto de Ancelotti. Siente que no le han preguntado a la hora de tomar una decisión y eso le ha sentado mal. Además, como dice Ryan Babel en uno de sus últimos tweets, con el técnico madrileño puede convertirse en un gran defensor.
A un buen precio no estaría mal
Ante esta situación, Florentino debería reunirse con Cristiano y con Jorge Mendes. Deberían decirse las cosas a la cara y llegar a una conclusión. Si no quiere continuar, es un buen momento para escuchar ofertas. A sus 30 años todavía puede jugar a un gran nivel durante dos o tres temporadas más, así que United, Chelsea y PSG están dispuestos a pagar un mínimo de 100 millones de euros para hacerse con sus servicios.
A mí sinceramente no me parecería mal que le vendieran. Es verdad que es un jugador único que ha ganado muchos partidos por sí solo, pero también es verdad que está afrontando el tramo final de su carrera deportiva y es capaz de generar mal ambiente en el vestuario. Su egoísmo no aporta nada y puede que haya llegado el momento de construir un Madrid que no gire en torno a su figura.