Bafétimbi Gomis hizo que a todos se nos encogiera el corazón ayer. El delantero del Olympique de Lyon se estaba entrenando con la selección francesa en Guingamp cuando se desplomó sobre el terreno de juego del estadio Roudourou.
A partir de ahí empezó una pesadilla para todos que por suerte tuvo un final feliz. Cédric Carrasso, guardameta del Girondins de Burdeos, fue el primero en darse cuenta y acudió rápidamente hasta donde cayó fulminado el ariete. Rápidamente llamó a los servicios médicos de la selección y el Doctor Alain Simon le atendió durante 6 minutos. Gomis recobró el conocimiento y pudo levantarse para ir andando hasta el túnel de vestuarios.
Diez minutos más tarde, y como si no hubiera pasado nada, Gomis volvió al terreno de juego con una sonrisa de oreja a oreja para seguir ejercitándose junto a sus compañeros. Habló con algunos de ellos y continuó entrenando al 100%.
Se ha sabido que lo que le sucedió es un síncope vasovagal, lo que hizo que disminuyera su ritmo cardiaco y le llegara menos sangre al cerebro, con el consiguiente desmayo que eso supuso. Claude Puel, entrenador del Lyon, comentó que esto mismo ya le había sucedido el 1 de octubre:
Se desconecta y ya. Dura cinco minutos y luego todo va bien. ¡Menos mal que no es defensa!
Sea como sea, no es un tema para bromear y deberían hacerle controles muy exhaustivos para evitar otra trágica muerte en el mundo del fútbol.