Lo de la selección francesa es vergonzoso, tal y como ya lo ha calificado Franck Ribéry. El altercado entre Nicolas Anelka y Raymond Domenech no ha sido el único que se ha vivido en la concentración gala. En el hotel, que por cierto fue muy criticado por lo lujoso que es, se están viviendo momentos de mucha tensión. Hay varios jugadores que no se hablan entre sí y la relación con el cuerpo técnico no es nada buena.
Esta misma mañana los jugadores franceses se negaron a entrenar después de que Patrice Evra, el capitán, y Robert Duverne, el preparador físico, se enzarzaran en una pelea dialéctica que hizo que se suspendiera la sesión de entrenamiento. Jean-Louis Valentin, delegado de la Federación, lo reconoció en unas declaraciones muy duras:
Los jugadores no quieren entrenarse. Es una vergüenza. En estas condiciones he decidido volver a París y dimitir.
¿Qué será lo próximo? ¿Serán capaces de ganar a Sudáfrica o volverán a hacer el ridículo? En fin, tanto los aficionados como la prensa no dan crédito a lo que está pasando. Mientras, el presidente de la Federación, Jean-Pierre Escalettes, ha comentado que convocarán un Consejo inmediatamente para analizar la crisis que se ha creado en pocos días.