Supongo que Rafa Benítez se comerá los turrones en el Santiago Bernabéu, aunque en el típico brindis de diciembre se le puede atragantar la almendra caramelizada. Todo por culpa de su poco carisma y sus planteamientos defensivos. Los jugadores, que son tan responsables como él de la derrota de ayer, no le quieren tener como entrenador. Prefieren a alguien como Carlo Ancelotti para poder campar a sus anchas, algo que habla de poca profesionalidad.
Anoche pasó de alinear a Casemiro y tampoco optó por la opción Isco para no sentar a James Rodríguez. Confeccionó el once que le pedía la grada para no llevarse una colleja desde el minuto uno, pero el Barça se encargó de dársela hablando en el terreno de juego. Al final, 0-4 y seis puntos de diferencia entre unos y otros en La Liga. Diferencia que hoy por hoy es abismal si nos ceñimos a lo futbolístico.
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