No sé si Arjen Robben le dijo algo desagradable aprovechando el castellano que aprendió en Madrid, pero el caso es que Jordi Alba perdió los papeles y estuvo a punto de ser expulsado en el partido que ayer el Barça perdió en el Allianz Arena.
Tal vez la impotencia le hizo cometer un error que no está a la altura de un jugador de su talla. Faltaba muy poco para el final y el ambiente estaba muy caldeado. Le lanzó la pelota a la cara al jugador del Bayern y se fue tan pancho a su posición, como si no hubiera pasado nada.
El árbitro solo le mostró la tarjeta amarilla, pero era más roja que otra cosa. De todas formas se perderá el partido de vuelta en el Camp Nou, por lo que los azulgrana tendrán todavía más problemas para formar una defensa en condiciones.