Menudo mazazo nos llevamos ayer en el Ramón de Carranza. España se enfrentaba a Serbia y necesitaba una victoria para hacer bueno el 0-0 obtenido en el partido de ida, pero los hombres dirigidos por Albert Celades perdieron por 1-2 y no podrán disputar el próximo Europeo de la categoría que se celebrará en la República Checa. Como no estarán allí, tampoco estarán en los Juegos Olímpicos de Río 2016, ya que el billete para la cita olímpica hay que obtenerlo en el torneo continental.
El error de Saúl pesó demasiado
Se las prometían muy felices los internacionales Sub-21. ‘La Rojita’ era favorita y nada hacía presagiar que se viviría una tarde tan dramática. Sin embargo, todo se empezó a torcer cuando Saúl Ñíguez marcó el primero de los serbios en propia puerta en el minuto 31. El futbolista del Atlético de Madrid fue a cortar un centro raso muy peligroso y desvió el balón hacia donde no debía.
Quedaba una hora por delante y España estaba creando ocasiones de gol bastante claras. Isco lo probaba con insistencia y Sergi Gómez tuvo una a escasos metros de la portería que no acabó en gol por culpa de Dimitrovic. El portero serbio fue el mejor de su selección y mantuvo a su equipo con vida durante los 90 minutos.
Sergio Roberto empató y Munir la tuvo poco después
Digo 90 minutos porque en el tiempo de descuento llegó el ansiado empate. Sergi Roberto puso un balón raso en el área que no encontró rematador. Pasó entre tantas piernas que Dimitrovic no fue capaz de atajarlo antes de que acabara alojado en el fondo de las mallas. Quedaban cuatro minutos más de añadido y todo era posible.
El tanto de la clasificación se mascaba, y de hecho lo tuvo Munir en sus botas. El delantero del Barça no acertó cuando lo tenía todo de cara y en el contraataque de esa misma jugada Kostic sentenció a los de Celades batiendo a Kepa con un disparo cruzado. Una demostración más de que en el fútbol no siempre gana el mejor.