España se corona en París ganando los Juegos Olímpicos 32 años después

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Nada más y nada menos que 32 años. Es el tiempo que ha tenido que pasar para que España vuelva a morder la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Lo logró por primera vez en su historia en Barcelona 92, y ahora, en los Juegos Olímpicos de París, lo han vuelto a hacer.

La selección está de dulce, y eso que sólo dos integrantes de este equipo ganador habían estado en la Eurocopa de Alemania. Tanto Fermín López como Alex Baena tuvieron la oportunidad de ser campeones de Europa semanas antes, pero ni mucho menos con el papel protagonista que han tenido en la cita olímpica, donde se han convertido en dos jugadores clave.

Una bendita locura

Tras derrotar en semifinales a Marruecos remontando un 0-1 adverso, los hombres de Santi Denia fueron capaces de doblegar a la anfitriona en un duelo repleto de goles, ya que ‘La Roja’ se llevó el triunfo por 3-5 en la prórroga.

Fermín apareció como siempre

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Empezaron muy bien los locales, que apretaron en la presión y se beneficiaron de los nervios de los jugadores españoles, a los que les costó un poco asentarse en el partido. Un mal despeje de Baena y una cantada de Arnau Tenas propiciaron el 1-0 de Enzo Millot, que subió al marcador en el minuto 10. Parecía que España iba a sufrir, pero todo cambió tras una gran jugada que terminó con un gran pase de Baena entre líneas que aprovechó Fermín para definir a la primera.

El jugador del Barça, que está de dulce, hizo el 1-1 en el minuto 17 y repitió 7 minutos después aprovechando un balón que quedó muerto en el área pequeña tras un buen remate de Abel Ruiz a la carrera en una jugada que nació por banda izquierda. Y por si eso fuera poco, Baena amplió todavía más la ventaja en el minuto 27 con un excepcional lanzamiento de falta que dejó al portero francés como una estatua.

Remontada al galope, hasta que apareció Camello

Tras la reanudación, pese a que el partido parecía estar controlado, el empuje de los franceses hacía presagiar que el triunfo iba a venderse muy caro. Y así fue, más que nada porque recortaron distancias en el minuto 78 por mediación de Maghnes Akliouche, que tocó lo justo un centro lateral para despistar a un Arnau Tenas que no pudo reaccionar a tiempo.

Lo peor llegó cuando se aproximaba el último minuto de partido, ya que el árbitro fue a revisar una acción en el área que terminó con penalti a favor del Francia. A Mateta no le tembló el pulso y puso el 3-3 engañando a Tenas.

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En ese momento, ya con la prórroga en marcha, tuve la misma sensación que tuve en la Eurocopa cuando Alemania empató ante España. Pensaba que los nuestros no serían capaces de reaccionar y que como mucho podrían forzar los penaltis a duras penas, pero el final una vez más fue feliz. Lo fue en gran parte gracias a Camello, un actor secundario que apareció en el mejor momento posible para marcar dos goles que valieron un oro olímpico más que merecido.

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